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EL TALLER DE CERÁMICA BARRANCOIDE.

 

en el año de 1985 el Ejecutivo del Estado, a través del Instituto de la Cultura del Estado Monagas instala en el Museo Uyapari el taller de réplicas de cerámica Barrancoide que tiene como norte el rescate de esta cultura artesanal milenaria monaguense, además de ofrecerle formación a los pobladores y una fuente de trabajo que mejore sus condiciones de vida, además de una pequeña autogestión.  Aquí  se elaboran las réplicas de la cerámica que desde hace 3.000 años fabricaban los antiguos pobladores de Barrancas, utilizando como materia prima la misma arcilla y técnicas ancestrales creadas por ellos.   Estas    réplicas son elaboradas manteniendo las características propias de la actividad alfarera barrancoide a través de la   reproducción de las vasijas prehispánicas originales encontradas en los yacimientos arqueológicos, o creando desde la observación de un pedazo de tiesto una vasija completa netamente barrancoide, logrando así el rescate de nuestros valores artesanales, además de implementar cursos para formar y difundir dicha cultura, promovidos por el Museo y facilitados por las ceramistas del taller, Carmen Ivon Rodríguez  y Santa Medrano, dirigidos a personas del pueblo de Barrancas, Los Barrancos, Apostadero, Uracoa, entre otros, lo cual sirve de autogestión a los que asisten a los talleres y formar ejes multiplicadores de este conocimiento, y así ofrecerles la oportunidad a los instructores para que impartan sus conocimientos al participar en este tipo de actividades.

Para esto se extrae la arcilla de las orillas del Río Orinoco, en las zonas arqueológicas de Saladero, Los Barrancos y Apostadero, y se procesa en el taller de la siguiente manera:  se tritura  y se mezcla con agua, se agita hasta lograr un líquido semi-espeso, luego se cierne para liberarla de algunos restos sólidos y se coloca la mezcla en secadores de yeso para absorber el agua, hasta darle una consistencia plástica, la cual se modela a mano para crear vasijas con incisiones rectas, curvilíneas, punteados, figuras antropomorfas (humanas) y zoomorfas (animales) como caimanes, monos, peces, felinos, entre otros, utilizando como técnica el enrollado de tiras de arcilla, luego se deja secar la pieza por unos días, se pule y por último se hornea para darle una mayor consistencia y durabilidad.

 

Antiguamente los ancestros barrancoides aprovechaban el sol para secar las piezas y utilizaban el fuego para cocinarlas en leña,  utilizando matices de colores rojo, blanco y negro.  Este tipo de pintura era elaborado a base de tintes extraídos de un engobe a base de óxido de hierro, encontrados en una piedra que los artesanos llaman “piedra preñada”, y el negro de grafito.  Es impresionante la creatividad que poseían estos alfareros barrancoides del pasado, al igual que el potencial de los ceramistas del presente que mantienen esta tradición y destreza artesanal, que no solamente reproducen exactamente estas vasijas originales, sino que utilizan toda su creatividad para elaborar modelos con decoraciones y estilos propios de esta cultura ancestral.

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En la actualidad Barrancas es una ciudad que vive fundamentalmente del comercio, la pesca, la agricultura, la ganadería y forestales, así mismo posee un atractivo turístico como son las playas y el yacimiento de Saladero, sitio reconocido mundialmente tanto a nivel histórico como arqueológico, además de ser decretado el 16 de julio de 1982 como patrimonio histórico de la nación, igualmente se encuentra el malecón, el mercado artesanal y el Museo Uyapari, institución donde se resguarda, rescata y exhibe todo este legado histórico de la región.

 

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