TRABAJO ALFARERO.

La Alfarería era uno de los procesos de trabajo que revestía mayor importancia dentro del modo de trabajo barrancoide. Esa importancia no estaba determinada solamente por las funciones utilitarias que cumplían las vasijas en la vida cotidiana, sino por toda la carga simbólica que parece haber tenido la expresión estética tanto en el diseño de la forma como de los patrones decorativos. El trabajo alfarero estaba dirigido a la fabricación de vasijas de formas complejas como semiglobulares con borde en forma de pestaña, vasos con base plana, vasijas naviformes con base anular, vasijas en forma de botella, con doble vertedero y puente con decoraciones incisas curvilineas, punteado, mamelones y empleo de pintura roja, negra y blanca, además de pintaderas o sellos con desagrasante de espicula de esponja. Se observa también la presencia de adornos zoomorfos y antropomorfos, modelados incisos y pulidos. Técnicas de modelado inciso y exciso en forma geométricas, en greca, forma de “T” terminada en puntos y diseño progresivos, es decir, doble representación de motivos en una misma figura (dualidad), la pintura roja, blanca y de grafito, el pulido, la utilización de los volúmenes tridimensionales con formas zoomorfas, antropomorfas y biomorfas, y vasijas de gran tamaño y grosor.

Lo anterior permite imaginar la riqueza de símbolos, de imágenes e ideas que expresaba el alfarero barrancoide a través de la estética del diseño y el extraordinario mundo mágico religioso que llevó a desarrollar esa sociedad indígena.